martes, 3 de marzo de 2015

La blasfemia del Fénix

La facilidad con que se extingue,
o se difunde, el afán por la podredumbre,
en función de dónde se hospedan:
las tristezas, los placeres,
los dolores y las penas;
requiere la venganza
que es sacar una sonrisa
de entre el lodazal en que se enquistan
las tendencias de los hombres.

Y asumir
la cuasi-certeza de un final
(en este tiempo que circular transcurre)
entre el discreto estruendo del crepitar
de una pira prendida en lumbre,
en la que renace (mientras sucumbe)
la antigüa blasfemia del Fénix.
Folio 56 recto del bestiario de Aberdeen